martes, 28 de abril de 2009

El chasqui

Se levanto esa mañana
seriamente
convencido de
que la vida le
dejaba

atrás



y ese día salió a correr
a correr sin parar
hasta su vida alcanzar


Y fue otro día de rojo
deshidratado
se detuvo
y vio su vida
quedarse

atrás



Entonces decidió parar
y para no estar solo
se sentó a esperar

El Metódico

Sobre la rutina de caminar cargando el calor y acompañado de mi cansancio vespertino.Voy despistando mi trayecto, despistando mis pasos, despistando mi paranoia. Las sombras de los edificios toman formas de piñen y birra y se entrelaza en la trayectoria influenciando mi mirada y quebrando en el olvido la impersonalidad citadina.

Cantó sus palabras y se encontró con el muro de mis oídos

-¿flaco llevaí un cigarro?-
-no fumo- disparé como un misil
-¿y una moneá pa comprar uno?-
-no, menos- dije sin más
-¿y un abrazo para no sentirme solo?-

Mi sonrisa y mi abrazo le dejé pero aun no se que fue lo que gané

La tempestad

El viejo lobo enfrentó su destino vestido de serenidad como toda su vida. Ocultó el conflicto en su barba plateada de viento, sus ojos cansados y salinos se encendieron en el reflejo del horizonte. Abajo el mar y su misterio, muñeca de luz danzante en un eterno sueño de amor. Arriba la tempestad, calmado impulso de realidad vestido de muerte y furia descontrolada. El marino sopeso su destino entre el mar-sueño y la tempestad-realidad.

Iré donde mi nave me quiera llevar- dijo sonriendo mientras miraba el único ojo azul en el cielo –es lo que un marino debe hacer-

La calma fue llenando sus hombros a medida que se amarraba al mástil…

La raíz de todos los miedos

Cuando niños con mi hermano fuimos antagonistas, creo que es cosa de hermanos. Yo decía fútbol él decía basket, yo decía rock él decía rap...casi nunca jugábamos juntos y cuando lo hacíamos terminábamos sacándonos sangre y lagrimas. Por eso cuando mi padre, esforzado zapatero de aquellos tiempos, recibió un lanudo perrito en parte de pago, yo fui el mas feliz. Mi padre dijo que se llamaba Junior como el perro de la película pero el caso es que no hay niuna película con un perro llamado Junior. Con el tiempo descubrimos que el verdadero nombre era Benji y mi padre lo confundió con Junior.
Pero de todas maneras así quedo bautizado...Junior Peluchin.
Junior era un perro muy lindo que me acompañaba a clases todos los días. Era muy inteligente. En aquellos tiempos sin pc, ni internerd, ni transantiago, se usaba la bici para llegar al colegio. Eran lagos trechos y él corría a mi lado hasta la puerta del colegio, luego se quedaba ahí esperando...o eso creía yo
Mi madre me decía que después de ir a dejarme Junior volvía solo a casa, comía, dormía y luego en la tarde desaparecía. La verdad era que no desaparecía sino que iba buscarme al colegio. Siempre estaba ahí en el mismo lugar a la hora de salida, la entrada de mi colegio. Moviendo la cola, esperándome para correr a mi lado de vuelta a casa.
Era una historia feliz, pero toda historia feliz siempre tiene un desenlace dramático...
Fue un día de mucho sol, yo había pasado un tiempo enfermo en cama pero ya estaba recuperado. Había faltado a muchas clases y mi madre me dijo -"vas a ir donde fulano de tal a buscar los cuadernos con la materia que falta"-. En aquellos tiempo me gustaba el colegio y mucho mas estudiar por lo que la tarea no era un suplicio ni difícil de cumplir.
-"Pero no vas a ir en bicicleta porque aun estas convaleciente, y no vayas con el perro porque lo pueden atropellar"-
No obedecí ni lo primero ni lo segundo. O sea trate, pero Junior me siguió y yo no hice nada para detenerlo. La verdad su compañía me era grata, yo era un niño solitario y el era la única tradición que me hacia sentir seguro. Entonces tomé la decisión de dejarlo que me acompañara, total él ya sabia el camino.
No recuerdo como fue el viaje solo recuerdo que era tan feliz como siempre.
Entonces ocurrió…
Yo ya había llegado a la casa de mi compañero y me prestaba a llamar a la puerta cuando un hombre en bicicleta me habla desde atrás.
-"Oie, ¿este perrito es tuyo?"- y ahí estaba como un bulto lanudo tirado al borde de la calle
-"Pasó un taxi y lo atropelló, yo lo traje hasta acá"- dijo, monto su bicicleta y se fue...
Realmente no sabía que hacer, Junior no sangraba pero tampoco decía nada y no se movía, solo tenia la lengua afuera cayendo por la comisura de sus labios. Pero aun parecía respirar. En la desesperación del momento lo tomé en mis brazos y comencé a correr. Yo debía tener algo como 9 o 10 años y era un chico delgado y debilucho. El perro en mis brazos era extremadamente pesado. Aun ahora cuando pienso en ese momento siento el dolor en mis antebrazos... y en mi alma. Corrí, corrí mucho mientras lloraba desesperado y recordaba a mi madre cual oráculo advirtiéndome sobre el destino fatal. Lloraba porque mi amigo se moría en mis brazos. Lloraba porque el dolor en mis brazos y pies eran tan grande como el dolor que sentía en mi alma. Lloraba porque mis decisiones habían tenido la culpa...
No recuerdo cuanto tiempo corrí pero fue mucho, sentía mi perro agonizar en mis brazos y el agotamiento de mis extremidades marcaba a fuego el dolor por la responsabilidad que me cabía en aquello...
En fin, llegue a mi casa y mi madre desesperada (mas por mi rostro que por la muerte del perro) llevo a Junior donde una vecina para que nos ayudara.
Pero era demasiado tarde.
-"Está casi muerto, no puedo hacer nada por el"- Sentencio como si fuera un Dios que da y quita la vida.
Yo en ese instante sentí que aquella mujer condenaba la suerte de mi perro y con él, la de mi alma. La odie con mucha fuerza pero la verdad tenia razón, ya nada se podía hacer...
Mi madre nunca me dijo nada, solo me dejo llorar en sus brazos y me ayudo a enterrarlo no recuerdo bien donde. Pero no era necesario decir nada, yo ya lo sabía.

Desde ese día cargo en mi mente la culpa y responsabilidad por la muerte de aquel animal, de aquel amigo, de aquella alma...

Desde ese día maldito que cada vez que tengo que tomar alguna decisión importante el remordimiento y la culpabilidad vuelven a mi cabeza, como si con cada decisión que tomo en mi vida, fuera a llamar a la muerte a mí alrededor.

Recuerdo todo esto porque hace poco volví a tomar una decisión que mi mente cree correcta, pero mi corazón sigue temiendo que nuevamente mis decisiones llamen a la muerte... no la de Junior, sino de la mi alma.

Algún día lo volveré a ver y podré por fin pedirle disculpas, entonces volveremos a correr juntos.

Y esta vez, si él muere, no será mi culpa.

amsomnios

Apoyado sobre el amsomnio repentino…nuevamente apoyado sobre ese mundo irreal mezcla de visiones y realidades al final de la luz de la mañana que es la única motivadora del eterno amsomnio…
y los cantos de los pájaros antes de que comiencen a pasar las micros
Pocas veces he disfrutado mejor a los pájaros que la ciudad, sobretodo porque se forma un coro de distintos llamados alrededor de mi ventana y hasta el par de pájaros idiotas que se metieron en la casa y nunca entendieron que el ventanal no era penetrable y que termine sacando en mis manos al pájaro-idiota y dándome cuenta que su corazón era una maquina de latidos….me imaginé con un corazón que latiera así de rápido en el justo momento en que la luz se coló por la ventana. ¡Que horror!...como el hombre colibrí
Pájaros mientras iba caminando. Yo solo giré para mirar un poco más el semiazulado del cielo pero en el rabillo de mi ojo contrastado está la imagen de un pájaro en el suelo, acurrucado. Me acerque y vi que su ala estaba rota (eso es para decirlo piola, porque la verdad el hueso se le salía por el costado del ala, ¿debía ser tan doloroso?). Primero no supe que hacer, lo mire un buen rato al mismo tiempo que él me miraba con temor, luego giró la cabeza hacia mi izquierda donde estaba parado repentinamente un viejo con la misma actitud mía
-¿Qué le habrá pasado? Seguro se cayó de un árbol- me atacó.
-No creo- respondí- no hay ni un árbol cerca. Lo mas seguro es que halla peleado con algún gato o un perro.
-es una pena- el pájaro seguía acurrucado como si tuviera mucho frío a pesar del calor- esta tiritando-continuó diciendo- Yo me lo llevaría mi casa pero no tengo donde tenerlo-
Esa última frase me hizo clic. Creo que porque inconcientemente yo había estado pensando lo mismo. ¿Qué podía hacer? ¡¿Llevármelo a la casa?! ¿Es que acaso eso no era antinatural? Quizás el pájaro sobreviviría (cosa que dudo porque su herida era muy grande) pero ¿y si el destino de él era servir de alimento para algún otro famélico personaje de por ahí? Eso por dar una posibilidad se me ocurren otras más alocadas como que podría ser un experimento de los mutantes extraterrestres que dominan la tierra mediante leves intervenciones en nuestras mentes. Yó ló sé.
-es una pena- dijo el viejo de nuevo y se fue.
Entonces decidí que realmente no podía ni debía hacer nada por el pájaro…nada más que darle un último regalo. Lo tome con mucho cuidado y lo deje en un lugar con sombra y fresco, puse un poco de la bebida que estaba tomando en un tiesto que pille por ahí y lo coloque a su lado para que no sufriera sed. Lo mire por ultima vez y me fui satisfecho. Caminé pensando si así seria como se siente dios cuando repentinamente le da a un moribundo un día más de vida. Inevitablemente me empecé a sentir culpable y recordé que el pajarito tenía frío así que dejarlo en la sombra no era buena idea.
Volví, pero el pájaro ya no estaba…

El Duelo v2.0

Ariel miraba perdido en la ventana del comedor como si no estuviera realmente sentado en el comedor. De repente un carraspeo fino lo hizo despegarse del paisaje.
-Tienes razón- dijo -Me toca jugar.
Miro el tablero un rato y decidió mover el caballo atacando los afiles. Dudó antes de depositar la pieza pero finalmente lo hizo y se recostó en el respaldo de la silla.
-¿Sigues pensando en ella cierto?- dijo el contrincante.
El contrincante se llama Javier y es estudiante de intercambio en la universidad donde Ariel hace clases. Se habían conocido debido a una emergencia psicodélica. Javier se había quedado sin papelillos para enrolar un porro.
-Si un poco- respondió Ariel –Es raro la verdad pero no puedo evitarlo, te juro que no siento nada ya por ella, está todo en el pasado, pero…me descubro hablando con ella por las calles sin sentido- dijo mirando nuevamente la ventana.
-Si hablas imaginariamente mas de 10 veces con una persona es que estas enamorado- sentencio Javier.
-¡Cállate imbecil!- contraatacó –Tu sabes muy bien que estoy enamorado de Bianca.
-Tienes razón- Respondió Javier ocultándose de la mirada puntiaguda de su contrincante -es muy raro- dijo y se aproximo al tablero -¿Mi turno?- preguntó casi sin mirar.
Movió la torre tratando de proteger su reino pero en realidad buscaba protegerse de la mirada que lo acechaba desde la ventana. -Si mantienes incompleta esa frase nuestra amistad quedara ídem- respondió soberbio Ariel haciendo hincapié en la ultima palabra.
-Nada, no te pongas así- contestó rápido Javier -Solo que mientras estuvieron juntos ninguno de los dos se sentía cómodo. A ella le cargaban tus ideas, a ti no te gustaban sus formas. Ambos se fueron infieles incontables veces, peleaban a cada momento y por las situaciones más infantiles. Y ahora que no pueden estar juntos...¡mírate tu!- le regalo una mirada de pies a cabeza -¿Quieres saber que creo? te sientes culpable de su muerte...
Ambos amigos usaban de enfrentarse el uno contra otro en las situaciones más difíciles. El juego consistía en mostrar calma mientras interiormente se desataba la tormenta. “No hay peor enemigo que ver tu propio rostro inexpresivo reflejado en las pupilas de tu contrincante” repetía Ariel siempre que podía. Javier se dignaba a mirarlo inexpresivamente solo para provocarlo. Así pasaban interminables tardes, desafiando sus mentes en dos frentes. Por fuera y en el tablero de ajedrez era Ariel versus Javier, maestro y aprendiz frente a un tablero antiguo pero impecable. Por dentro un enemigo mucho mas aplicado y severo, sus propias mentes. Una batalla que cada uno libraba interiormente contra si mismo. La primera siempre tenía un vencedor y un vencido. La segunda…quien sabe.
Ariel giro la cabeza suavemente hacia la ventana y vio la silueta de Bianca bajando del taxi. Se recompuso. -Uno, no siento culpa sino nostalgia- Dijo seriamente -Dos es hora de acabar la partida- sonrió y movió ágilmente su caballo.
-Check! my dear. Debes tener cuidado cuando hablas mientras juegas, eres de los que no pueden hacer dos cosas al mismo tiempo.
Ariel lanzo una carcajada estrepitosa, busco en su bolsillo una cajita negra y saco de ella un verde y brillante cogollo que deposito sobre la mesa. -Dejémonos de tonteras, Tu enrolas yo tengo que pensar en como salgo de esta -¿Tienes papelillos?-

viernes, 6 de marzo de 2009