Hizo un paseo delante del capullo, lo observo durante un rato como si sus ojos fueran las lentes de un microscopio. Su mirada extendió su foco en las relucientes gotas azucaradas que cubrían los labios del centro del placer. Los toco suavemente hasta que sus dedos se volvieron resinosos y se empaparon del olor profundo que envolvía el aire del salón. Fue entonces cuando decidió probarla. Impresionado se lo llevo a la boca lentamente y mientras aspiraba sentió fuera el último aliento de vida lo que entraba por su boca. Retuvo la respiración un instante y pensó... Pensó en un atardecer lento, el sol nublado de llamas oscuras, el mar escondiéndose entre colores primaverales. Recordó el abrazo de esa mujer, ese día cariñoso abrazo hasta que el recuerdo fue transformándose sutilmente en piedra...hasta que todo se oscureció encima de el. Sintió que estaba atrapado en medio de la montaña sin poder moverse, esperando que pasaran los años lentos sobre sus venas. Y todos sus temores se le vinieron encima...rápido viajo por su mente hasta llegar al presente, enrojeció. No pudo contener el picor en la garganta y mediante un gran espasmo tosió expulsando todo el humo y también sus pensamientos llenos de rencor. Tambaleo y cayó sobre la gran alfombra que solo reflejaba su eterna sonrisa mientras murmuraba sereno y decidido.
“Esta es la ganadora”
No quedo más que decir. Un aplauso y a probar.
“Esta es la ganadora”
No quedo más que decir. Un aplauso y a probar.
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