jueves, 16 de noviembre de 2006

Apegado a mi filosofía (2006-11-03)

…la verdad es que ya me sentía bastante molesto. A esa acalorada altura de opinión, trataba de disimular mi discusión. Entonces lo vi aparecer. Llevaba shores rosados seudo afirmados en un cordón de pita con un nudo desajustado. Con las manos trataba de levantar su dignidad cubriéndose cada vez que el pantalón decidía abandonarlo. Tal como parece lo había hecho el resto de sus vestiduras blandas. Limosneaba entre las mesas apestadas en la vereda de Bellavista. Imagine que lo que quería era una moneda o un sorbo perdido de cerveza. Su aspecto realmente daba lastima. Además, la paleta del crepúsculo solar volvía el cuadro mucho más impresionista. En todo eso pensaba mientras trataba de disimular mi enojo cuando el viejo llego a mi. Ya lo esperaba. Llevaba el gesto clásico de los pedigüeños, era gordo y canoso…pero con mucha pena, hoy.
‘¿No tiene un chaleco?’- Dijo
‘¿Que?’- pregunte asombrado. No por la pregunta, sino porque me dio la impresión de que había descubierto mi incapacidad de retirarle el valor sentimental a las cosas “inanimadas”. De hecho todo comenzó por haberme puesto a filosofar con las chalas que alguna vez deje abandonadas (pero no botadas) y el ataque a mi apariencia apegada a mi filosofía.

‘¿No tiene un chaleco?’ – volvió a preguntar. Sonreí
Sentí en la mirada del viejo no solo pena, sino una candidez que me hizo sentir bien. No se si era su visión de rayos-x capaz de ver a través de mi bolso y a través de mi o fue la oportunidad que me daba de regalar…de regalarme. Con ganas (quizás con más necesidad que ganas) escarbe en mi bolso y saque el chaleco detonante. Lo puse en sus manos y pacientemente espere a que se lo pusiera encima. Rió y yo volví a sonreír, pero esta vez de placer…

1 comentario:

Perro pianista dijo...

que eri artista hueon

la cagaste... aparte de moderno jajaja