martes, 28 de abril de 2009

La hora de la función: Parte I - "Desencuentros"

Camila caminó nerviosa, subiendo los peldaños con cuidado de no resbalar. Como un pequeño conejo que se acerca a la comida con el miedo de que la mano que lo alimenta le tienda una trampa. Abrió con cuidado la puerta de la sala de conciertos y miró alrededor. Poca gente estaba ubicada en sus asientos a pesar de que la hora de la función estaba cercana. Una pareja abrazada en el fondo sonreía mientras se contaban secretos al oído, ese tipo de secretos innecesarios que solo existen entre dos personas abrazadas. Un hombre mayor sentado cerca de las primeras filas y vestido de impecable traje, miraba concentrado el programa del concierto y unos niños corrían despreocupados mientras una mujer (seguramente su madre y esposa del hombre de traje) ataviada con serios colores y plateadas joyas, los obligaba con un grito apagado a sentarse y prestar atención. Siguió escrutando el lugar buscando un lugar cómodo donde sentarse pero de un instante su mirada quedo detenida en el medio de la sala. Un personaje vestido de blanco estaba sentado solitario en medio de la sala, en un lugar desde donde formaba un triangulo equilátero con el escenario. El brazo derecho estaba apoyado en el asiento contiguo y su brazo izquierdo soportado entre sus piernas cruzadas. Su mirada, aunque parecía enfocada en el escenario, se perdía en el infinito. Como si, abstraído por sus pensamientos, se adentrara en algún lugar muy lejano dentro de su mente. Al ver al hombre, la cara de Camila se iluminó repentinamente y una picara sonrisa se mostró por sus labios apretando sus mejillas y poniéndolas espontáneamente rojas. Se deslizó entremedio de las butacas y se plantó al lado del hombre con decisión, pero el hombre ni siquiera pestañeó...seguía absorto en sus pensamientos. Levemente la sonrisa en la cara de Camila fue desapareciendo y el color rojo fue cambiando lentamente hacia un amarillo pardo.
-¡Hola! – dijo casi arrepentida
-Hola – respondió seriamente el hombre sin cambiar su actitud
Camila permaneció parada y su corazón se apretó contra su pecho simulando una desilusión.
-Nunca imagine pillarte acá, que coincidencia...-
-No creo en las coincidencias y tu lo sabes-
La cara de Camila perdía vigor lentamente y su mirada caía a medida que sus pensamientos se arremolinaba en profundos abismos llenos de recuerdos y culpas antiguas.
-¿Crees que algun dia me perdonaras?- le preguntó al hombre
-¿Te sientes arrepentida?- respondió el hombre con frialdad
-Si mucho, no hago mas que pensar en ti-
-Entonces demuéstramelo- dijo el hombre y giró la cabeza apuntando sus profundos ojos directamente a las pupilas de Camila. Ella buscó en su corazón la respuesta. Sus hombros se curvaron y su mirada cayó súbitamente al suelo.
-Pero, no sé como...-
-Si no sabes entonces deberías irte- sentenció el hombre mientras volvía su mirada hacia su universo interior.
Camila sintió como todas las luces del lugar la enfocaban y luego, como cuando un concierto empieza, sintió débilmente la intensidad decaer y a las sombras absorber la sala. Se apresuró a moverse al lado contrario de la sala, buscó un butaca alejada y se sentó. Una lagrima acaricio su mejilla y besó sus labios al ritmo del telón que se descubría mostrando los instrumentos sobre el escenario.

“La obra esta por comenzar”, pensó mientras se reclinaba en su asiento.

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